Brechas de género aumentarían producto de la pandemia
El hecho de estar en casa producto del confinamiento estaría acentuando la desigualdad en la asignación de roles entre hombres y mujeres, lo que en ciertos contextos deriva en aumentos en las brechas de género. Esto perjudicaría su productividad.

En el 8M reciente a nivel mundial se levantaron los temas que en la actualidad generan diferencias para el desarrollo integral de las mujeres la sociedad. En Chile su conmemoración se produjo unos pocos días antes de que empezaran las cuarentenas en algunas comunas del país producto de la pandemia por Covid-19.
La desigualdad de género, sin ser un problema inherente a la situación actual, se ha visto potenciada producto del confinamiento, manifestándose hoy en situaciones de violencia intrafamiliar, distribución desigual en labores del hogar, y un menor tiempo disponible para el desarrollo profesional en el caso de las mujeres.
Para contextualizar, según datos de la OCDE, las tasas de empleo en Chile para las mujeres subieron de aproximadamente 45% en el 2000 a 65% en 2018, aunque el salario medio de las mujeres es aproximadamente un 15% menor que el de los hombres. Adicionalmente, los ingresos caen drásticamente al momento en que las mujeres tienen su primer hijo. La falta de flexibilidad laboral y la poca co-responsabilidad al interior del hogar impiden que las mujeres puedan compatibilizar la maternidad y su carrera laboral.
De acuerdo con datos obtenidos desde la encuesta Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) 2017 un 71% de las mujeres entre 30 a 40 años tiene hijos menores de 15 años y su participación en el mercado laboral es 10 puntos porcentuales más baja y con una mayor tendencia a la informalidad, en comparación a sus pares que no tienen hijos.
Esto se puede complementar con los datos de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT 2015) que indican que padres que viven con hijos menores de 15 años destinan en promedio aproximadamente 3 horas en un día tipo al cuidado de sus hijos. Mirado este dato desagregando por género, las mujeres dedican 3,03 horas al trabajo de cuidado no remunerado comparado con 1,64 horas por parte de los hombres.
A propósito de la situación de confinamiento que viven en Estados Unidos, recientemente el medio norteamericano The New York Times realizó una encuesta a 2.200 personas, dentro de los cuales un porcentaje de personas encuestadas respondió que vivía con hijos. Un 45% de los hombres responde que son ellos los que se encargan de las tareas del hogar y un 39% señala que esas labores las realiza su pareja. Sin embargo, cuando esta misma pregunta se realiza a mujeres, un 80% responde que son ellas las que cuidan del hogar y la familia, y solo un 3% señala que son sus parejas quien realiza esa labor.
“Al cierre de establecimientos educativos y la carga que esto genera para las mujeres, se suma a que con el distanciamiento social la red de apoyo como abuelos, vecinos o familiares no es posible considerarla como soporte para el cuidado infantil”, Josefa Aguirre.
“En Chile los resultados del sondeo 2020 de Ipsos y la Tercera indican que la percepción parece ser similar, y los quehaceres del hogar no se estarían repartiendo en forma equitativa. Así, la mayoría de las mujeres encuestadas señala que son las únicas personas en el hogar que cocinan (56% contra 30% de los hombres), hacen el aseo (53% versus 27%) y se encargan del cuidado de los niños (51% versus 18%). Será interesante analizar los resultados de la Encuesta de Trabajo Remoto de la Dirección de Personas, para conocer cómo ha sido la experiencia de trabajar a la distancia para los hombres y las mujeres de la comunidad UC, y de ese modo generar acciones que fomenten mayores niveles de corresponsabilidad”, explica Silvana Zanlungo, directora de la Dirección de Equidad de Género UC.
“Al cierre de establecimientos educativos y la carga que esto genera para las mujeres, se suma a que con el distanciamiento social la red de apoyo como abuelos, vecinos o familiares no es posible considerarla como soporte para el cuidado infantil”, explica Josefa Aguirre, profesora de la Escuela de Gobierno UC.
Sobre la continuidad en el trabajo, existe evidencia internacional que indica que la perdida de empleo puede tener efectos que son persistentes en el tiempo, especialmente en períodos de crisis (Stevens, 1997, Davis y Wachter, 2011). Aquellos que hoy pierden su trabajo pierden tiempo de experiencia laboral y les puede ser aún más difícil encontrar un trabajo estable en el futuro (Jarosch, 2015). “La pandemia va a tener un efecto particularmente negativo en las mujeres y sus oportunidades de empleo. Los efectos que esto pueda tener podrían perdurar más allá de la situación actual, sobre todo considerando las barreras anteriores y ahora por la crisis. Las madres solteras, que típicamente están en una posición económica más desaventajada, serán las que sufran un golpe aún mayor”, señala la profesora de la Escuela de Gobierno UC.
“Será interesante analizar los resultados de la Encuesta de Trabajo Remoto de la Dirección de Personas, para conocer cómo ha sido la experiencia de trabajar a la distancia para los hombres y las mujeres de la comunidad UC, y de ese modo generar acciones que fomenten mayores niveles de corresponsabilidad”, Silvana Zanlungo.
Los beneficios
Pero la crisis podría traer consigo ciertos beneficios, agrega la académica. “Parte importante de las diferencias que se observan entre hombres y mujeres tiene relación con la poca co-responsabilidad al interior del hogar. Desde esta perspectiva, el progreso hacia mayor equidad de género pasa en parte por cambiar las normas sociales y lograr una repartición de tareas más equitativa entre hombres y mujeres”, explica.
“Como Dirección de Equidad de Género queremos invitar a que las autoridades académicas se mantengan en contacto con sus académicos y académicas, manteniendo un canal de comunicación constante en el cual se puedan canalizar solicitudes y situaciones particulares”, Silvana Zanlungo.
Agrega que la pandemia podría acelerar estos cambios culturales. Por una parte, los empleadores están tomando mayor conciencia de las necesidades de cuidado infantil que tienen sus empleados y una parte importante ha respondido ofreciendo horarios más flexibles y alternativas de teletrabajo. Es posible que tanto madres como padres tengan mayor flexibilidad laboral en el futuro. Un segundo efecto positivo podría derivarse de los cambios que ocurran al interior de las familias. De hecho, estudios internacionales sugieren que, por ejemplo, cuando se aumenta el postnatal parental, esto tiene efectos persistentes sobre la participación de los padres en el cuidado de los hijos (Farré y Gonzalez, 2019; Tamm, 2019).
“La pandemia ha visualizado las brechas de género que ya existían, la importancia de los cuidados para la sostenibilidad de la vida y la excesiva carga de cuidados de las mujeres. Es un desafío para la Universidad reflexionar en torno al tema, y que éste sea abordado por toda la comunidad universitaria. Como Dirección de Equidad de Género queremos invitar a que las autoridades académicas se mantengan en contacto con sus académicos y académicas, manteniendo un canal de comunicación constante en el cual se puedan canalizar solicitudes y situaciones particulares, a fin de considerar que las condiciones y los contextos de las personas pueden variar sustantivamente, y la sobrecarga puede agudizarse en aquellos casos de académicas o académicos que estén al cuidado de niños pequeños, personas enfermas o adultos mayores”, señala Silvana Zanlungo.
¿Y en la academia?
Fue el sitio The Lily, perteneciente al prestigioso medio de comunicación The Washington Post que puso el tema sobre la mesa con su artículo Women academics seem to be submitting fewer papers during coronavirus. ‘Never seen anything like it,’ says one editor (traducción “Las mujeres académicas parecen presentar menos trabajos durante el coronavirus. ‘Nunca había visto algo así’, dice un editor”). Algo que también notó la directora adjunta del British Journal for the Philosophy of Science, Dr. Elizabeth Hannon, pues en abril recibió menos investigaciones las que calleron “dramáticamente” en abril.
“Muchas de las académicas, sobretodo aquellas que están en etapa de crianza y al inicio de su carrera académica, han tenido que dedicar el escaso tiempo que tienen para labores de docencia, por sobre la escritura de artículos o proyectos”, Silvana Zanlungo
“Aún controlando por sus características y productividad hay muchos contextos en los que se observa que las mujeres tienen probabilidades menores de ascender en la academia”, contextualiza Josefa Aguirre. Al respecto, sostiene que antes de la pandemia la sub-representación en ciertas disciplinas, las diferencias en la revisión de papers y la falta de redes de contacto para las mujeres en la academia provocan hoy en día desigualdad de género en el rubro.
“Muchas de las académicas, sobretodo aquellas que están en etapa de crianza y al inicio de su carrera académica, han tenido que dedicar el escaso tiempo que tienen para labores de docencia, por sobre la escritura de artículos o proyectos”, dice Silvana Zanlungo.
¿Cuáles son los desafíos que presentan las mujeres académicas en el contexto del confinamiento? The Lily lo retrata por medio de la experiencia de Erica Williams, presidenta de los departamentos de sociología y antropología del Spelman College. “Durante el día, ella maneja la educación de su hija, haciendo click en las lecciones virtuales de la escuela. Cuando terminan, ella tiene que pensar en otras cosas que hacer. Su esposo se hace cargo cuando ella está en reuniones, pero ella nunca tiene mucho tiempo para sí misma durante el día. Ella ha estado tratando de trabajar por la noche, después de que su hija se acuesta. Para entonces, está demasiado cansada para cualquier cosa que requiera mucha concentración”.
Desde la Universidad Católica se han tomado decisiones respecto a este tema, “considerando las dificultades que ha habido para poder cumplir con las obligaciones académicas en líneas generales, y especialmente por el impacto en las académicas mujeres, la Vicerrectoría Académica de nuestra Universidad ha determinado extender, de manera voluntaria, en un año el plazo para cumplir con los requisitos de promoción desde la categoría asistente a la asociada”, agregan desde la Dirección de Equidad de Género UC, conformada por su directora Silvana Zanlungo, y Pilar Bontá, como jefa de área de dicha dirección.
“Ahora bien, aunque deseables, es importante tener en consideración que este tipo de políticas no necesariamente ayuda a reducir las brechas de género. Cuando las políticas se aplican a hombres y mujeres por igual ocurre que los hombres usan este tiempo adicional de manera más productiva y estratégica que las mujeres, lo que en ciertos contextos deriva en aumentos en las brechas de género (Antecol, Bedard, y Stearns, 2018). Es importante que las instituciones estén atentas a este tema y busquen modalidades de evaluación que tomen en consideración la carga adicional que están enfrentando las mujeres en estos tiempos de crisis”, agrega la profesora de la Escuela de Gobierno UC.
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