Madre e hijo tendrían beneficios al optar por programas públicos de cuidado infantil
El paper Public childcare benefits children and mothers: Evidence from a nationwide experiment in a developing country en el que participó el profesor Andrés Hojman revela un “impacto positivo en el desarrollo infantil y en el trabajo materno” al observar una iniciativa nicaraguense, transformándose en una de las primeras investigaciones en mostrar simultáneamente ganancias en bienestar materno e infantil.
El paper Public childcare benefits children and mothers: Evidence from a nationwide experiment in a developing country en el que participó el profesor Andrés Hojman revela un “impacto positivo en el desarrollo infantil y en el trabajo materno” al observar una iniciativa nicaraguense, transformándose en una de las primeras investigaciones en mostrar simultáneamente ganancias en bienestar materno e infantil.
Los gobiernos de todo el mundo buscan entregar a la ciudadanía alternativas de servicios de cuidado infantil para aquellas familias que necesitan volver a trabajar luego de tener un hijo y que necesitan brindar a los niños oportunidades de aprendizaje temprano, pero no tienen suficientes recursos para contratarlos de forma privada. En la literatura se refiere a centros de cuidado infantil a aquellos que comprenden niños y niñas entre 0 a 3 años de edad, que no necesariamente siguen una estructura curricular (a diferencia del prekínder).
Muchas veces esta opción parecer ser menos segura para el niño la niña. Sin embargo, hay poca evidencia respecto al impacto de estos servicios en países en Desarrollo. Por ello es que el Programa Urbano del gobierno de Nicaragua resultó una gran oportunidad para el equipo de investigadores compuesto por Andrés Hojman (Escuela de Gobierno UC) y Florencia López Boo (BID) quienes buscaban estudiar el efecto del cuidado del hijo o la hija, y el beneficio para la madre al utilizar servicios públicos de cuidado infantil.
El Programa Urbano, a través de los Centros Infantiles Comunitarios (CICOs), hace un esfuerzo por entregar un beneficio de calidad de cuidados infantiles, siendo su público objetivo las familias de extrema pobreza. “Encontramos un impacto positivo en las habilidades socioemocionales y económicamente significativo en el trabajo de las madres, lo que hace que el programa sea altamente rentable”, anuncia el profesor Hojman.
“Además de los impactos básicos, presentamos evidencia que sugiere la importancia de la calidad del centro para generar impactos positivos. Existe muy poca evidencia que logre cuantificar los impactos de una mejor calidad.”, agrega López Boo. Los investigadores coinciden en que este hallazgo destaca la importancia de estudiar las intervenciones en diferentes contextos para poder informar mejores políticas públicas.
Esta es la primera evaluación aleatoria de un programa de cuidado infantil a escala en un país en desarrollo, generando una evidencia novedosa relevante para las políticas sobre la ausencia de compensación entre los resultados maternos y del niño.